Buenos días, vamos a sentarnos todos bien,
con los pies en el suelo y con nuestras manitas encima de las piernas.
Vamos a cerrar los ojos y respirar profundamente,
muy despacito, intentando ser conscientes de cómo respiramos.
Primero el aire entra por nuestra nariz, y después de recorrer nuestro cuerpo, vuelve a salir.
Ahora que estamos relajados, empezamos nuestra oración
levantando nuestra manita derecha
y diciendo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Y decimos todos juntos: GRACIAS, JESÚS, por mis amigos.
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