Buenos días Señor, Hoy queremos darte gracias por nuestro cuerpo.
Gracias por haberme dado un cuerpo que se mueve, que late, que está vivo, que se emociona, que siente, y que es capaz de amar.
Señor, ayúdame a calmar mi cuerpo cuando esté inquieto para poder disfrutar con gozo cada momento del día.
Ahora cierra los ojos y escucha el sonido del agua.