Buenos días:
Vamos a sentarnos todos bien, con los pies en el suelo y con nuestras manos encima de las piernas. Vamos a cerrar los ojos y respirar profundamente, muy despacito, intentando ser conscientes de cómo respiramos. Primero el aire entra por nuestra nariz, y después de recorrer nuestro cuerpo, vuelve a salir.
Ahora que estamos relajados, decimos:
Querido amigo Jesús, te damos las gracias por las familias que tenemos, que nos cuidan, nos protegen y nos quieren.
También te damos las gracias porque cuidas todos los días de ellos, para que estén bien y nuestras casas estén llenas de paz y alegría.