Buen día, Padre. Cada mañana, cuando llegamos a la escuela, hacemos un rato de plegaria. Es un momento para pensar en las cosas que podemos hacer durante el día para ayudar a los demás, para hacer más feliz a los padres, para estar contentos y satisfechos, y para decirte: "Buen día, Padre. Yo te amo y sé que ¡Tú me amas!" Te pedimos que sepamos aprovechar este rato para hablar contigo.